INTRODUCCIÓN
Nuestra promesa: aumentar la productividad entre un 30 y un 50 %
Amy (todos los nombres del libro se han cambiado para proteger la privacidad de las personas implicadas) era una estrella emergente en American Express. A lo largo de los años, trabajó con excelencia en su sector y obtuvo un ascenso tras otro hasta convertirse en directora sénior. Tras ocupar ese puesto durante un tiempo, comenzó a sentir que faltaba algo en su vida, pero no estaba muy segura de qué era. Se trataba de algo intangible que no acababa de identificar. Lo describía como si se hubiera estancado y se sintiera abrumada por todas las presiones y fechas límite de su nuevo rol de liderazgo. Le parecía que ya no priorizaba lo más importante, como si siempre se encontrase en modo reacción.
Amy había superado los cuarenta años, así que durante un tiempo achacó esa sensación a cosas de la edad. Su respuesta inicial consistió en trabajar más duro y dedicar mayores esfuerzos a su interminable lista de proyectos. Creía que podría resolver el problema centrándose, trabajando más duro y completando algunos de los grandes proyectos. Sin embargo, las semanas se convirtieron en meses y nada cambió. Su atención se distraía y su energía se desvanecía a medida que iban pasando los días. Aunque trabajaba más duro, se sentía menos productiva, y la pila de tareas no parecía reducirse. Su supervisor, un líder sénior, comentó que parecía que la actitud y el comportamiento de Amy hubieran cambiado, así como su productividad. La conversación con su jefe no hizo más que aumentar la sensación de saturación y frustración de Amy.
Y no se limitaba al trabajo: la relación con su marido, su hija y algunos de sus amigos también se veía afectada. Ahora entendía el significado de «llevarse el trabajo a casa» después de un largo día. Su hija nació con una enfermedad desafiante, y sentía que no le estaba dedicando el tiempo que merecía. Por si sus frustraciones domésticas y laborales no fueran suficiente, también notaba que le faltaba tiempo para cuidarse a sí misma. Por ejemplo, ya no practicaba deporte con la regularidad habitual.
Usaba términos como abrumada, frustrada y en una rutina para describir su sensación. ¿Cómo había ocurrido? ¿Qué había sucedido para que esta estrella emergente llegara a esa situación?
Amy no era la clase de persona que se rinde y tira la toalla; su determinación era volver a poner sus asuntos en orden. No obstante, en cuanto a la productividad y la gestión del tiempo, enseguida estallaron ruidos e informaciones contradictorias. Amy leyó varios libros y escuchó distintos pódcast en busca de soluciones. Durante los meses siguientes, intentó todo tipo de técnicas que recabó de distintas fuentes. Se topó con algunos consejos: empieza con el proyecto más importante por la mañana; identifica los tres objetivos clave del día y céntrate en ellos. Le parecieron buenas recomendaciones, pero ninguna solucionó su problema fundamental: las cosas más importantes no resultaban y no podía escapar de la rutina en la productividad. Le hacía falta un marco o proceso que la ayudara a volverse significativamente productiva, reservar tiempo para lo más importante y volver a prender su llama interior.
Fue en ese punto de su vida cuando la conocimos. Asistió a un seminario de «Haz lo que más importa» en una gran conferencia formativa en Washington D. C. El tema se centraba en lo que conocemos como los tres grandes:
1. Cómo desarrollar una visión personal escrita.
2. Cómo fijar roles y objetivos.
3. Cómo elaborar una planificación previa de la semana.
Cuando finalizó la sesión, Amy se dirigió con brío a la parte delantera de la sala. Se notaba que se encontraba en una misión para llegar donde nosotros estábamos. Cuando nos alcanzó, saludó efusivamente a Rob con un apretón de manos y le espetó: «¡Es esto! ¡Por fin encontré lo que buscaba… un proceso simple que me ayude a recuperar mi vida! He leído todo tipo de materiales sobre visión, objetivo y planificación semanal, pero nunca me lo presentaron de esta forma».
Nos explicó brevemente su contexto y todo lo sucedido en el último año, tanto a nivel personal como profesional. Su entusiasmo nos emocionó. Contaba con el esquema mental adecuado; tan solo le faltaban las habilidades para mejorar su rendimiento y productividad. Prometió aplicar este nuevo proceso de visión, objetivos y planificación previa de la semana y compartirnos sus resultados el mes siguiente. Sabíamos que si dedicaba esfuerzos a desarrollar su visión, roles y objetivos, y seguía con regularidad su planificación previa de la semana, lograría un impacto en todos los aspectos de su vida.
Fue fiel a su palabra: cerca de un mes más tarde, nos envió un correo electrónico donde exponía lo siguiente:
Varios meses después de enviar este correo, nos reencontramos con ella y pudimos apreciar la diferencia en su comportamiento y actitud. Aunque nos emocionaba atestiguar este cambio tan duradero, no supuso ninguna sorpresa. En cuanto adoptó ese proceso y ese marco, experimentó una transformación integral.
Son muchas las Amys del mundo. En cierto punto, todos experimentamos esa sensación en un grado u otro. Tal vez incluso aceptamos nuestra situación como normal y no hacemos nada por resolverla.
Como Amy, la mayoría de personas sienten esos hilos comunes que vinculan a la mayoría de gente: el deseo de aumentar la productividad, rendir a un nivel más alto, marcar la diferencia para bien y priorizar lo más importante en la vida. Pero la mayoría carece del proceso o el lugar desde el cual empezar, y el resultado no es otro que la frustración.
Los eventos globales pueden magnificar estos sentimientos al añadir desafíos nuevos. Por ejemplo, el teletrabajo, el cuidado de los niños y la escuela en línea generan preocupaciones reales y válidas que actualmente son el pan de cada día en todo el mundo.
Desde nuestra experiencia, conocemos a incontables líderes que quieren presenciar mejoras en el rendimiento y la productividad de los miembros de sus equipos. Algunas de las preguntas más frecuentes que escuchamos son: «¿Por dónde empiezo?» y «¿Qué hago?». Para responderlas, creemos que la verdadera transformación en el rendimiento y la productividad requieren tanto un esquema mental como un conjunto de habilidades. En otras palabras, si una persona o equipo quieren experimentar una mejora significativa, deben empezar con el esquema mental correcto y, luego, aplicar las habilidades. En el caso de Amy, disponía del esquema mental —la disposición y la disciplina— para aplicar las habilidades que aprenderás en este libro. Cuando tienes la determinación y disciplina para aplicar las habilidades, generarás resultados relevantes en tu vida personal y profesional.
La mayoría de personas han escuchado muchas cosas sobre la visión, los objetivos y la planificación semanal. No obstante, a pesar de conocer los términos, pocos los aplican (más adelante, compartiremos datos al respecto). Los procesos específicos que compartimos en este libro recuperan la visión, los objetivos y la planificación semanal de forma única. Al final del libro esperamos que estés de acuerdo con que los presentamos de forma sencilla, pero capaz de cambiarte la vida.
Cómo surgió este libro
Hemos dedicado más de 40 años a investigar el 10 % principal de los grandes líderes y personas de mayor rendimiento de múltiples sectores, y hemos dado con 12 principios que se repiten constantemente en los individuos y líderes altamente exitosos. Estos 12 principios también están disponibles en nuestro otro libro Convirtiéndote en tu mejor: los 12 principios de los líderes altamente exitosos.
Evidentemente, ninguno de los sujetos investigados o entrevistados era perfecto (nadie lo es). Pero cuando vimos en qué se centraban esas personas de alto rendimiento, los 12 principios aparecieron como un denominador común para el éxito de todas ellas. Se trata de 12 predictores sólidos para el éxito, tanto a nivel personal como profesional.
Tras impartir formaciones a cientos de organizaciones centrándonos en la implementación de los 12 principios, detectamos que 3 de ellos ejercían una profunda influencia en personas de todo el mundo: liderar con una visión, gestionar con un plan y priorizar el tiempo. Aunque nuestro libro original (Convirtiéndote en tu mejor) detallaba estos 3 principios, sabíamos que quedaba mucho por hacer a nivel organizacional en cuanto a la planificación y la productividad. Así empezó un nuevo periodo de investigación donde nos centramos en los principios de liderar con una visión, gestionar con un plan y priorizar el tiempo.
Esta son algunas de las preguntas que queríamos responder como parte de esta nueva investigación: ¿cuántas personas de una organización tenían una visión personal? ¿Cuán excelentes eran los empleados y gestores a la hora de establecer objetivos? ¿Funcionaba su proceso actual para definir objetivos? ¿Cómo priorizaban los gestores y empleados su tiempo y cómo planificaban sus semanas? ¿Su enfoque actual para la planificación semanal era eficaz? Cuando los equipos aprendieron a establecer objetivos con eficacia y priorizar su tiempo, ¿cómo influyó eso en sus resultados? ¿Cómo afectaba la planificación o la falta de la misma en los niveles de estrés del personal? ¿Cómo podían las personas y los equipos avanzarse a los acontecimientos y priorizar lo más importante?
Este tipos de preguntas y nuestra curiosidad nos llevaron a sumergirnos más profundamente en estos tres principios. Queríamos construir una extensión a nuestro primer libro y desarrollar una investigación más focalizada que trascendiera las razas, culturas y géneros. Queríamos investigar organizaciones para incluir tanto a empresas nuevas y emergentes como a compañías más reconocibles. Queríamos descubrir con precisión cuál era el impacto de estos tres principios en el rendimiento y la productividad.
El resultado de nuestra investigación puso de manifiesto que los gestores y empleados necesitaban algún recurso que los ayudara a priorizar su tiempo y hacer lo que más importa. Por ello, aunque el libro original trataba estos tres principios, en Haz lo que más importa profundizamos significativamente más en cada uno de ellos con muchos más recursos, actualizaciones de la investigación y herramientas.
Tras finalizar nuestra investigación, identificamos tres hábitos correspondientes que resultan clave para dominar estos principios. En adelante, nos referimos a estos tres hábitos de alto rendimiento —visión, roles y objetivos— como los tres grandes.
¡Estos hábitos aúnan fuerzas para crear la química de la excelencia!
Los tres grandes conforman lo que a menudo definimos como un conjunto de habilidades. Nos fascinó descubrir que menos del 1 % de la población encuestada lo había desarrollado. Por tanto, cuando los adoptas, te unes a un porcentaje diminuto de la sociedad. La combinación de este conjunto de habilidades y mentalidad puede ejercer un impacto transformador tanto a nivel personal como profesional.
Estos tres hábitos aumentan drásticamente la productividad, el rendimiento y la capacidad de la persona para centrarse en lo más importante. Son estos hábitos los que ayudan a las personas a dominar los tres principios investigados.
A continuación, presentamos una breve descripción de cómo los hábitos de la visión, roles, objetivos y planificación previa de la semana se relacionan directamente con sus tres principios respectivos:
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Lidera con una visión (el principio)
Desarrolla una visión personal escrita (el hábito) que sea significativa y te proporcione dirección y propósito.
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Gestiona con un plan (el principio).
Establece roles y objetivos específicos para este año (el hábito) que te ayuden a centrarte esencialmente en lo más importante para contar con un equilibrio de historias de éxito en todas las áreas de tu vida.
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Prioriza tu tiempo (el principio)
Haz lo que más importa a través de una planificación previa de la semana (el hábito). La planificación previa de la semana te ayudará a planificar tus prioridades en lugar de priorizar tu planificación. En otras palabras, cada semana usarás este proceso para hacer lo más importante y conectar tus objetivos a nivel semanal y diario, tanto a nivel personal como profesional.
Rob sirvió como piloto de combate en las fuerzas áreas de Estados Unidos durante 11 años. A lo largo de ese tiempo, aprendió que las fuerzas áreas se valen de un enfoque estratégico, operativo y táctico. El nivel de comando se centra en la estrategia. Los planes operativos habitualmente se trazan a nivel base y se centran en cómo lograr propósitos estratégicos. El enfoque táctico se realiza a nivel de escuadrón. En otras palabras, es donde los motores arrancan para alcanzar objetivos operativos y estratégicos. Te invitamos a adoptar el mismo enfoque en tu vida personal y profesional desarrollando una visión personal escrita (enfoque estratégico), identificando tus roles y objetivos del año (enfoque operativo) y empleando un proceso llamado planificación previa de la semana para hacer lo que más importa a nivel semanal y diario (enfoque táctico). Estos tres hábitos resultarán clave para desarrollar lo que conocemos como tu plan de viaje para la vida.
¡El conjunto de habilidades de los tres grandes aumentará drásticamente tu enfoque en lo que más importa en todas las áreas de tu vida!
Nuestra promesa
Te prometemos que, cuando te centres en los tres grandes —visión, roles y objetivos y planificación previa de la semana— tu productividad aumentará entre un 30 y un 50 %, y disfrutarás de uno de tus mejores años.
Aunque surjan desafíos a lo largo del año —algo que, sin duda, ocurrirá—, te encontrarás mejor equipado para afrontarlos. Y no solo eso: además, dispondrás de mayor poder, resiliencia y enfoque.
Afirmar que estos tres hábitos aumentarán significativamente tu productividad y te empoderarán para dedicarte sistemáticamente a las cosas más importantes de tu vida es una promesa audaz. No obstante, fuimos testigos de cómo sucedió en nuestras propias vidas y en las de cientos de otros, desde líderes sénior hasta empleados de primera línea, pasando por estudiantes y amas de casa.
Imagina lo que ocurre en un equipo cuando la productividad media de los empleados aumenta entre un 30 y un 50 %. Eso suele traducirse en millones de dólares e incluso más; resulta en equipos productivos llenos de personas con las que es divertido trabajar. En lugar de un equipo que se dedica a apagar incendios, dispondrás de un grupo de personas que saben cómo priorizar el tiempo y hacer lo más importante. En lugar de saturarse de tareas, los miembros del equipo se comunicarán bien, reaccionarán correctamente y terminarán las tareas con puntualidad o incluso antes de tiempo.
Del mismo modo en que el aumento de la productividad resulta importante para el éxito de cualquier equipo, también ejerce un importante efecto en tu vida personal. Imagina lo que podría suceder en tu vida y relaciones cuando empieces a descubrir horas de la semana que ni siquiera sabías que existían. Imagina encontrarte en tu peso o estado de forma ideal. Imagina la gran relación que entablarás con tu pareja, cónyuge, hijos y familiares. Imagina despertarte por la mañana con ilusión por afrontar el día.
A lo largo de este camino te invitaremos a salir de tu zona de confort, y eso te supondrá un esfuerzo. La disposición para expandirse y crecer forma parte de la mentalidad de hacer lo más importante.
Como en cualquier emprendimiento, extraerás de este libro lo que seas capaz de invertir en él. No existen atajos para el éxito. Si inviertes esfuerzos, cosecharás resultados inmediatos tanto en lo personal como en lo profesional. Lo fascinante de este conjunto de habilidades es que no importa quién seas: estos hábitos soportan el paso del tiempo y trascienden nacionalidades, razas, culturas y géneros. A lo largo del libro, esperamos que:
1. Desarrolles una visión personal escrita poderosa.
2. Definas roles y objetivos para el año centrados en lo que más importa.
3. Priorices tu tiempo cada semana a través de la planificación previa de la semana.
Con estos hábitos fáciles de entender y directos, aprenderás a planificar tus prioridades para que tu agenda no dicte lo que haces. Sentirás el poder del sentido de la dirección y del propósito. El estrés disminuirá y la productividad aumentará. Tus aportaciones como líder y miembro del equipo se incrementarán. Cuidarás de tu salud física y mental y dedicarás más tiempo de calidad a las personas importantes de tu vida.
Al avanzar en el libro comprobarás cómo, al aplicar los tres grandes, una empleada «promedio» consiguió generar su mayor rendimiento en el equipo; cómo un vicepresidente sénior transformó su liderazgo por completo y reactivó a su equipo para cosechar resultados récord; cómo un gestor pasó de andar siempre «ocupado» y estresado a transformar a su equipo y su vida familiar; cómo la integrante de un equipo consiguió dejar de pedir la baja por ansiedad y mejorar sus resultados de ventas; y cómo un CEO que creía haberse quedado sin ideas recobró el fuego y la pasión.
Estos son solo algunos de los muchos ejemplos que leerás a lo largo del libro. Estas experiencias proceden de personas que experimentaron resultados formidables al combinar la mentalidad correcta con el conjunto de habilidades de los tres grandes. Muchas de las historias de este libro proceden de personas que ya se encontraban en una buena situación vital, pero los tres grandes las ayudaron a centrarse, hacer lo más importante y llegar a una posición incluso mejor.
Este conjunto de habilidades supondrá un punto de inflexión al que esperamos que regreses muchas veces a lo largo de la vida. Esperamos que dediques el trabajo y esfuerzo necesarios para desarrollar estos hábitos y poner a prueba nuestra promesa por ti mismo.
Realiza la evaluación de productividad personal
Antes de leer el resto del libro, te invitamos a visitar BYBassessment.com y realizar una evaluación de rendimiento y productividad personal gratuita. Esta evaluación te ofrecerá una puntuación objetiva para comprobar cómo te desempeñas en distintas áreas de la vida. El objetivo es mejorar tu puntuación y avanzar en tu vida. La puntuación objetiva se traduce en resultados subjetivos en tu día a día.
Cuando lleves a cabo la evaluación, imprime los resultados y colócalos en un lugar al que puedas volver más tarde. Te invitamos a volver a realizar la evaluación al cabo de tres o cuatro meses, cuando hayas desarrollado los tres grandes hábitos, para comprobar tu nueva puntuación. Cuando apliques lo aprendido en este libro, la puntuación aumentará y percibirás mejoras importantes tanto en tu vida personal como profesional. Esta evaluación identificará formas específicas de vivir la vida por diseño en lugar de por defecto.
¡Vamos allá!
Nos ilusiona tenerte a bordo y te agradecemos el tiempo dedicado a leer este libro. Si bien está orientado principalmente a empleados, gestores y ejecutivos, los mismos hábitos pueden impactar la vida de estudiantes, deportistas, adolescentes y cualquier persona que los aplique. Los padres pueden regalar este libro a sus hijos, ya que estos hábitos son tan importantes para el miembro de una organización como para un hijo, hija o estudiante.
Independientemente de cuál sea tu cargo, puesto o situación vital, confiamos en que estos hábitos ejercerán un gran impacto en ti.
¡Aventurémonos, pues, a la mentalidad y conjunto de habilidades de hacer lo que más importa!